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¿Es posible la rebelión de los robots?

‘Los robots y sus capacidades’
Elena García Armada, Ingeniera Industrial,
Centro de Automática y Robótica (CSIC-UPM)

¿Es posible la rebelión de los robots? El término robot apareció por primera vez en una obra de teatro. El dramaturgo checo Karel Capek escribió en 1920 Robots Universales Rossum, RUR.

La compañía RUR fabrica replicantes de seres humanos sin sentimientos ni creatividad con el fin de generar mano de obra barata y sumisa.

Hoy en día, sin embargo, nos hacemos una pregunta que puede ser inquietante. ¿Es posible la rebelión de los robots?

Te lo contamos en conideintelligente.com, el portal profesional exclusivo de IPDGrupo.com que te ofrece información para decidir sobre innovación, tecnología y salud.



¿Es posible la rebelión de los robots?

Cuatro décadas más tarde, el mundo imaginado por Capek se hizo realidad. En 1961, se fundó en Estados Unidos la primera compañía de robótica, que instaló el primer robot industrial en una fábrica de General Motors.

Durante los años siguientes, la ciencia y la ingeniería cooperaron para diseñar robots capaces de asumir cada vez más tareas hasta llegar al momento actual.

Robot dinámico de Boston Dynamics, Spot, un cuadrúpedo con sorprendentes habilidades.

Las máquinas forman parte de nuestra vida

La robótica interviene en múltiples ámbitos de nuestra vida. Los robots se han convertido en sistemas móviles autónomos capaces de desenvolverse por sí mismos en diferentes entornos.

Pueden limpiar la casa mientras estamos fuera, cargar y manipular distintos tipos de mercancías o explorar Marte, por citar solo algunos ejemplos.

¿Estamos preparados para confiar en los robots?

“Nos encontramos en la era de los robots al servicio del ser humano, por eso es importante entender cómo funcionan y saber qué podemos esperar de ellos”, afirma Elena García Armada, investigadora del CSIC.

La experta en robótica ha escrito Los robots y sus capacidades (CSIC-Catarata), donde explica la morfología, los componentes y las habilidades de estos ingenios.

Además, la publicación responde a cuestiones como si los robots son realmente inteligentes o si los seres humanos estamos preparados para confiar en ellos.

El exoesqueleto ATLAS 2030 creado por Elena García Armada permite caminar a niños y niñas con lesiones neuromusculares. Es una tecnología patentada por el CSIC y comercializada por la spin-off Marsi Bionics – Joan Costa

Robots programables

Según la investigadora del Centro de Automática y Robótica (CSIC-UPM), “la característica que distingue a un robot de cualquier máquina común radica en que es capaz de realizar sin la intervención humana operaciones antes reservadas solo a personas”.

Y, ¿cómo puede conseguirlo? Porque es programable. Es decir, un programa informático o electrónico determina las funciones que puede realizar.

El robot solo es capaz de tomar decisiones programadas ante aquellos estímulos que percibe a través de sus sensores, y sobre aquellas acciones que puede realizar según su diseño mecánico.

Robot Da Vinci en la Fundación Jiménez Díaz, Grupo Quirónsalud, capaz de realizar intervenciones quirúrgicas con la máxima precisión.

Capacidades y límites

Por lo tanto, “el programa, el sistema de percepción y el diseño mecánico del robot constituyen al mismo tiempo sus capacidades y sus límites. El robot no puede tomar una decisión que no ha sido programada. Y no puede ver si no tiene cámaras de visión artificial o no puede manipular si no tiene manos”, aclara.

Para lograr que un robot cumpla una tarea determinada, la comunidad científica parte del ser humano como referencia:

  • Su anatomía, su sistema neuromuscular, que establece las conexiones entre los mecanismos de percepción y acción.
  • El sistema músculo-esquelético, compuesto por huesos, músculos, tendones y articulaciones y que nos da la capacidad de movimiento. 

Cuando los robots superan a los seres humanos

Acciones tan sencillas para nosotros como subir escaleras sin perder el equilibrio o coger un vaso sin romperlo han supuesto años de investigación y cálculos complejísimos para que un robot logre ejecutarlas, y algunas de ellas aún están pendientes de optimizar.

Un ejemplo es la destreza que tenemos los seres humanos para manipular objetos. “Hasta el momento en el que se escribe este libro, 2021, ningún robot puede lavar a mano los platos, abotonar una camisa o pelar una patata”, señala la científica.

Sin embargo, los robots han superado a los seres humanos en algunos aspectos, como la capacidad de visión, mucho más precisa gracias a sus avanzadas cámaras y sistemas de análisis de imagen.

Prototipo Hyundai Elevate, coche con piernas robóticas.

¿Robots inteligentes?

Los avances en investigación multidisciplinar aplicada a la robótica en áreas como la ingeniería de software, la ingeniería de materiales, la psicología o la biología han hecho posible el desarrollo de robots capaces de interactuar con el ser humano.

Más allá de la máquina física, se ha conseguido dotarlos de versatilidad, robustez y seguridad –entendida como la salvaguarda de las personas–.

Capacidad para comunicarse

Algunos también poseen capacidad para comunicarse, como las mascotas robot Aibo, un ‘perro’ diseñado para entretener a su dueño mediante comunicación no verbal, o Aisoy1, capaz de mantener una conversación en cuatro idiomas.

El siguiente paso será imitar la inteligencia humana integrando en la robótica las capacidades de planificación, aprendizaje o razonamiento a través de la inteligencia artificial.

«El cerebro marca la tremenda diferencia en un ser humano y un robot», explica la científica del CSIC.
Viñeta de Idígoras y Pachi, exclusiva en conideintelligente.com, IPDGrupo.com.

El cerebro, la diferencia entre un ser humano y un robot

Aunque en ese campo se han experimentado ya grandes avances, “el cerebro es el elemento del robot que más lejos se encuentra de su homólogo en un ser humano…

… y es aquí donde se marca la tremenda diferencia que existe entre un ser humano y un robot”, explica la científica del CSIC.

Entre las maravillas de la robótica están los robots quirúrgicos.
Viñeta de Idígoras y Pachi, conideintelligente.com, IPDGrupo.com.

¿Puede ser un robot más inteligente que un humano?

La repuesta de la investigadora es clara: “el cerebro de un robot es capacidad de cálculo, memoria y velocidad de procesamiento, pero en sus algoritmos de toma de decisiones no interviene ni la intuición, ni la creatividad ni la emoción…

… Podemos seguir evolucionando la tecnología computacional, pero somos las personas quienes diseñamos el cerebro del robot y lo dotamos de inteligencia”, añade.

Los robots también pueden ser unos ‘bailongos’, como estos de Boston Dynamics.

Maravillas de la robótica

El libro hace un repaso por maravillas de la robótica:

  • Robots dinámicos de Boston Dynamics, con Spot a cabeza, un cuadrúpedo con sorprendentes habilidades.
  • Humanoides NAO y Pepper.
  • Robot quirúrgico Da Vinci, que asiste a la persona encargada de practicar una cirugía aumentando su precisión y destreza. 
“No tiene sentido temer que los robots se rebelen contra nosotros, ya que se basan en una tecnología segura destinada a mejorar nuestra calidad de vida”.

El mito de la rebelión de las máquinas

La autora también derriba mitos como la posible rebelión de las máquinas, muy presente en la ciencia-ficción.

“No hay que temer que los robots se rebelen contra nosotros. Se basan en una tecnología segura destinada a mejorar nuestra calidad de vida”, aclara.

Otros temores, como la sustitución de seres humanos por robots en el trabajo, tampoco tienen base.

Según la investigadora, “los robots se pueden introducir de forma autónoma en tareas peligrosas como la inspección de centrales nucleares o actividades de rescate, entre otras…

… pero no habrá sustitución en la mayoría de los casos, porque el robot necesita la supervisión del humano”.



Elena García Armada, la autora

Elena García Armada es doctora ingeniera industrial por la Universidad Politécnica de Madrid e investigadora científica en el Centro de Automática y Robótica (CSIC-UPM).

Su labor investigadora, de marcado perfil tecnológico, trata de resolver los principales retos científico-tecnológicos en la aplicación de la robótica al servicio del ser humano.

Elena García Armada, junto al exoesqueleto para niños con atrofia muscular – Foto: Andrés Díaz / CSIC.

Ha conseguido resultados pioneros en el desarrollo de exoesqueletos biónicos como herramienta de rehabilitación y movilidad de niños que sufren enfermedades neuromusculares.

Además, es fundadora y presidenta de la empresa Marsi Bionics. Los exoesqueletos pediátricos contribuyen a mejorar salud y calidad de vida de miles de niños. Ralentizan el avance de los síntomas de sus enfermedades.

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