Relaciones afectivas en un mundo virtual. Interesante artículo de la psicóloga especializada en intervención social Silvia Chamorro.
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Relaciones afectivas en un mundo virtual
Silvia Chamorro – Psicóloga especializada en Intervención Social
Con el paso de los años y el rápido desarrollo de las tecnologías de la comunicación las redes sociales han tomado una gran importancia en las relaciones interpersonales.
Si nos paramos a pensar detenidamente, lo que ahora es cotidiano hace aproximadamente 30 años no lo era, ni siquiera existía.
Probablemente, la mayoría de quienes estéis leyendo este artículo crecisteis sin ordenador y sin teléfono móvil, o al menos no con uno que tuviera acceso a internet.
La prensa y los programas televisivos eran una de las principales fuentes de información en aquellos años, pero también han experimentado grandes cambios hasta la actualidad.
Esta nueva realidad en la que vivimos ha marcado diferencias significativas en la forma de relacionarnos con las personas y con el entorno.
Patrones comunes de las redes sociales
Recientemente, dentro de la serie de artículos sobre parentalidad positiva, abordaba en jupsin.com la salud sexual y reproductiva. Esto me ha llevado a resaltar la importancia de las redes sociales como uno de los principales y actuales métodos a la hora de relacionarse.
Generalizando podemos establecer algunos patrones que comparten las principales redes sociales:
- Son superficiales, valoran aspectos individuales de la persona, pero no la totalidad.
- La gente quiere mostrarse atractiva y el método de hacerlo cambia dependiendo de la red. Nos mostraremos visualmente en Instagram, Facebook y Tinder poniendo fotos que nos favorezcan, en lugares o desde perspectivas que hagan que reciban más likes o Match; tratamos de ser más ingeniosos en Twitter y graciosos en TicToc y Snatchat.
- La misma persona puede comportarse de formas bastante diferentes en redes distintas.
- Conllevan una inversión de tiempo diario, se han convertido en una herramienta 24/7, están siempre disponibles.
- Tienen un carácter global, nos permiten comunicarnos con personas de todo el mundo en tiempo real.
Comportamiento natural
El aprendizaje y la interacción son parte del comportamiento natural del ser humano. Si lo hacemos a través de redes sociales o medios digitales en general no importa, porque será igualmente nuestro comportamiento natural.
Personalmente tengo una opinión crítica respecto al uso actual que hacemos de las redes. Veo muchos defectos y muchos riesgos en su uso inapropiado o desinformado:
- Querer perseguir un ideal físico o económico inalcanzable solo puede generar sufrimiento.
- Dar tanta importancia a las reacciones de los demás a nuestras publicaciones que eso resulte más importante que el criterio propio es síntoma de una baja autoestima.
- La decepción y la sensación de fracaso si no obtenemos lo que esperábamos, y teniendo en cuenta que lo esperado está condicionado por el entorno social con quien cada persona se compara, pueden generar tristeza, culpa o síntomas depresivos.
Las redes son una fuente de reforzadores sociales para la mayoría. La atención, las conversaciones, las risas nos hacen sentir bien; por lo tanto, encaminamos nuestras acciones hacia conseguir lo que necesitamos, hacia el bienestar.
Incluso para aquellas personas cuyo fin no es el refuerzo social o gustar, cuando se relacionan a través de una red social cambian su comportamiento para adaptarse e interactuar en el entono.
Relaciones afectivas
Confiar nuestra selección de persona afectiva y/o sexualmente compatible a una aplicación es una decisión que conlleva riesgos, por las propias características de la comunicación en la red, pero también por los roles de género y los tan integrados mitos del amor.
Si analizamos desde la perspectiva de género el uso de las apps observamos numerosas diferencias de género. Me gustaría hacer énfasis en una de ellas por las implicaciones y repercusiones que está causando, y es la dificultad o incapacidad de decir que NO.
Esta dificultad a decir que NO que poseen algunas personas, viene dada generalmente por la cultura de la obediencia, la sumisión y el complacer a la que las mujeres especialmente nos vemos abocadas.
En un encuentro organizado a través una red social de citas, las expectativas sobre mantener algún tipo de relación afectiva o sexual son altas.
El refuerzo y la validación que se obtiene de cumplir las expectativas y el miedo de defraudar y ser rechazada al decir que no, paralizan al punto de continuar con una relación sexual no deseada.
Esto ocurre, precisamente, por no saber decir que no era lo que esperabas o en muchos casos por la insistencia excesiva, aunque normalizada socialmente, tras haber manifestado no querer.
Sin embargo, hay numerosos aspectos relevantes en la comunicación y los vínculos que se establecen en las redes sociales. Estas no son solo un lugar de peligro y riesgo, en absoluto, pueden ser herramientas muy útiles.
Responsabilidad afectiva
En ocasiones la distancia física de la comunicación (interactúo con una pantalla) difumina a la persona que hay al otro lado. Cuidamos menos de las relaciones que establecemos sin haber tenido un contacto físico previo, nos dificulta la empatía.
Antes comentábamos que el medio que usemos para relacionamos no es tan importante como el hecho de que relacionarse es un comportamiento básico humano y que, por tanto, las interacciones que una persona tenga con otras serán parte del su aprendizaje y desarrollo.
Si no nos cuidamos en las redes sociales normalizaremos esos sentimientos, incluso cuando la falta de cuidados sea en las relaciones personales. Un ejemplo:
- En las redes: en una app de citas una persona inicia cinco conversaciones con posibles parejas. Tras mantener brevemente la comunicación y conocer aspectos básicos de las otras personas decide continuar hablando con dos de ellas y abandona las otras sin respuesta ni cierre de situación.
- En persona: en un entorno de ocio dos personas se conocen, comienzan a hablar y parecen atraerse mutuamente. De pronto, entra una persona nueva en el lugar, una de las dos primeras personas se levanta y se va a hablar con ella sin despedida ni explicación.
Al leer estas situaciones es probable que una nos sorprenda más que la otra, pero ¿Son tan distintas estas situaciones? ¿Los sentimientos de la persona a la que dejan de responder son similares?
El respeto y el cuidado hacia los demás debe ser un básico de cualquier interacción, especialmente si hablamos de relaciones afectivas, románticas y sexuales, porque las consecuencias y el daño de nuestros actos son reales, no virtuales.
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